sábado, 31 de diciembre de 2011

Se acabaron los atardeceres de 2011, y en parte doy gracias a que el maldito año impar llegue a su fin. No podría hacer una valoración acertada, supongo, pero tengo claro que no podré recordar 2011 como uno de los mejores de mis 20, tampoco creo que mejore con la cuesta arriba hacia los 30.

¿Se podría haber evitado? Supongo que en parte sí, en parte no. Hay cosas que se nos escapan, se deslizan entre nuestros dedos sin apenas darnos cuenta, y es cuando nos encontramos en la valoración pésima, valoración mediocre de un año en el que otras circunstancias me habrían cambiado, pero solo han hecho que reincida en todo lo que me he criticado.

Solo puedo comparar con el liviano dosmildiez y su tranquilidad, a como mi vida fue girando en dosmilnueve, un año para revivir, pero... ahora. Si, solo nos queda el ahora, evitarnos y seguir hacía adelante, porque lo único que he aprendido de este maldito 2011 es que no se puede volver hacía atrás.

Y como este beso detonador, te digo adiós y un hasta nunca que será para siempre.

viernes, 30 de diciembre de 2011

martes, 27 de diciembre de 2011

Escribo desde el límite de lo que deseo conocer, cruzar la delicada línea rompería en pedazos cualquier cosa de la que me creo segura, no he venido a destrozar esquemas, prefiero estrenos en serie, demasiadas horas en vela sin vislumbrar un fin del todo seguro.

Miedo escénico mientras corro por el bar de la memoria, continuar fingiendo la habilidad de evitar, vapor de la noche liada en cualquier alma un poco fuera de lo común, no tener posibilidad de observar unos ojos que merezcan ser devorados, desaprovechando cualquier oportunidad de sonreír sin cianuro de por medio.

Histerismos de un guión estropeado por un mal director, de melena oscura, tiene toda la pinta de querer partir en dos cualquier proposición no indecente que se le ofrezca. Es mejor dejarse llevar, con la espalda estropeada del peso de un pasado que solo quiere matar nuestro futuro. 

Congelamos la importancia de la mentira sin acaparar nada más, y desde el  más angustioso caos, que solo mostramos cuando estamos solos en la esquina de nuestra habitación oculta, nos susurramos que todo va bien, aunque con orgullo diré, que no tenemos ni puta idea.

Portishead - Machine Gun.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Cuando llueve me quedo bloqueada, callada. Sólo escucho música algo triste, algo que vaya con el tiempo. Me gusta cuando llueve, suele darme ganas de no comer y taparme entre las mantas de la indiferencia, el pelo alborotado, calcetines de los gordos.

Ahora me suelo aburrir mucho, nada me interesa demasiado como para ocuparme de hacerlo, nada me llena, nada me supone un acierto o un fallo, se me acabó el interés por mantenerme atenta a lo que me rodea, siempre me supuso un esfuerzo, ahora ya no sostengo esa carga, sinceramente todo me da igual... y es que mientras que todo se moja, mi corazón arde.

Lluvia que golpea el cristal.

jueves, 8 de diciembre de 2011

No hablamos de un destino, hablamos de un viaje sin ningún pensamiento acerca del retorno. No podemos retomar nuestras vidas en el punto que deseamos, volver siete años atrás, siete segundos después de pronunciar esa palabra con la que haces que detone la mitad de tu persona, la otra parte aguanta porque cree que es lo mejor.

Somos imprecisos, estamos incompletos.

Trading Yesterday - Love Song Requiem.