Tengo los nervios desquiciados por tu culpa, y aunque no entiendas ni una palabra de lo que te digo, lo mejor que se te da es erizarme la piel cada vez que me miras para reírte de cualquier gilipollez que hayamos dicho.
No comparto nada contigo, ni siquiera la atracción, ¿Por qué sabes qué? Me has envenenado, todo esto es tu culpa, que me sienta como un jodido flan cada vez que me miras es tu culpa, que me sienta utilizada, un segundo plato, por no decir el cuarto, que me encante que no importe y que me quede con mal cuerpo cada vez que chocamos... es tu jodida culpa.
Aunque no todo recae en ti, la mayor culpable de esta idiotez soy yo, habrá que empezar con la rehabilitación.
Desde otra dimensión, quizás corte y no cambie.