domingo, 21 de abril de 2013

Mi orgullo casi nunca me deja hacer cosas que quiero o que he pensado que eran mejor que dar la espalda y burlar el problema. Soy caprichosa, es irremediable, soy hija única y solo me quieren a mí.

Reconozco que rozo la psicopatía en ciertos aspectos de mi vida, que mi empatía solo actúa cuando quiere y que mi sentido de la responsabilidad es altamente volátil. Se qué me gusta gustar y que eso no me trae casi nunca buenos resultados.

No soy una obsesa del control, pero si soy exigente con los demás,  no tanto conmigo misma. Sin duda, me mantengo firme cuando quiero que algo salga como espero, pero al final siempre me lían.

No soy nada constante y nunca tengo nada claro aunque parezca que si. Y te volveré la cabeza un puto lío. Cada palabra que diga será contradictoria, en picado hacía el infierno, y de una maldita patada, subirás al cielo.

Siempre se me queda algo en el tintero, esa maldita puntilla que quiero decirte, siempre. SIEMPRE. Y esas son las palabras que por la noche me asaltan, las que me aparecen mientras que fumo esperando. Y no voy a ser capaz jamás de decirlas en voz alta. Solo podré reconocer, en mi paciente papel, que he pensado en ti un millón de veces más por un beso que en cualquiera con el que he acampado en la cama.

Pero entonces mi parte más odiosa y racional grita que es imposible, que es mentira y que no es para tanto, y después de apuñalarme todos los días con ese sin fin de palabrotas, reconozco que tiene razón.

viernes, 19 de abril de 2013

Me prefieres a mí.

jueves, 4 de abril de 2013

Me voy, ¡chao!